Un estudio de la Universidad de Drexel, Filadelfia, realizó un estudio científico sobre  183 personas que terminaron un programa de pérdida de peso. El tratamiento se extendió a lo largo de un año. La mayoría de los pacientes eran mujers de una edad de 51 años, con promedio de índice de masa corporal inicial de 35 kg/m2.

Todas las semanas, los pacientes fueron a sesiones grupales en las que informaron sobre diferentes aspectos de su relación con los alimentos como antojos, comidas emocionales, comidas compulsivas. Además, se les preguntó si se sentían con la confianza suficiente como para regular la ingesta.

Dos años después, los participaron fueron evaluados y los resultados de los pesajes y sus experiencias fueron publicados en la revista Obesity.

Según el estudio, las dietas «relámpago» -como la cetogénica o las hiperproteícas o disociadas- , a largo plazo son contraproducentes. Es que quienes bajaban más peso durante las primeras 6 y 12 semanas del programa, al cabo de un año perdían menos kilogramos que los demás.

«La clave para una pérdida de peso sostenida a largo plazo es encontrar programas que las personas pueden seguir sin cambios drásticos», señaló la investigadora Emily Feig.

Es que cuerpo reproduce múltiples mecanismo para mantenerse en su estado actual y ante una reducción súbita de calorías -y de peso-, el metabolismo se puede ralentizar para quemar menos calorías.

Ante este descubrimiento, la doctora recomendó que lo mejor es sostener a lo largo del tiempo patrones de alimentación sanos y similares cada día. «Tips como planear con anticipación, preparar las comidas para la semana y reducir la frecuencia de almuerzos y cenas en restaurantes puede ayudar con esto», sugirió.

«Parece que el desarrollo de comportamientos estables y repetidos es realmente importante para mantener los cambios a largo plazo», reveló Feig.