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Increible esto: Sin boca, sin ojos y sin poder hablar: la historia de la mujer que fue atacada con ácido (Muy fuerte)

Atsede Nigussiem quedó ciega e incapaz de comer o hablar por el ataque con ácido corrosivo de su propio esposo

Atsede Nigussiem, de 26 años, llevaba un tiempo viviendo en la casa de sus padres en Tigrai, Etiopía. Su marido se había marchado en febrero a trabajar a Yemen y ella había quedado al cuidado del hijo de ambos. La noche del 15 de julio último, alguien llamó a la puerta. Cuando fue a abrirla,sin mediar palabra, su marido, Haimanot Kahsailo le lanzó ácido en la cara que le arruinó gran parte del cuerpo, la dejó ciega y le disolvió la boca, que casi no puede abrir.
Atsede Nigussiem quedó ciega e incapaz de comer o hablar por el ataque con ácido corrosivo de su propio esposo, según cuenta el ‘Mirror’. Atsede Nigussiem, de 26 años, estaba en casa cuando abrió la puerta a su marido, Haimanot Kahsai, de 29 años, que huyó tras el ataque.
Atsede salió gritando a la calle para pedir ayuda a sus vecinos, y mientras Haimanot huyó. Tras dos meses desde el ataque con ácido, Atsede todavía sufre terribles dolores, se le ha fundido la boca, por lo que no puede hablar ni comer prácticamente y está ciega en el ojo izquierdo, además de correr el riesgo de perder la vista en el derecho también. Atsede sólo logra comer y beber gracias a una pajita y se pasa el día llorando, una de las pocas cosas que puede continuar haciendo.
«No sé por qué mi esposo lo hizo. Solo abrí la puerta y ocurrió», repite por escrito, que es la única forma que tiene de comunicarse.
Atsede viajó Bangkok, Tailandia, junto con su hermana, donde los médicos están tratando de recuperar su piel y salvarle el último resto de visión que le quedó. «Un ojo ya lo perdió, y en el otro apenas le queda algo de vista. Estamos haciendo todo lo posible para salvársela y recuperar su cuerpo», dijo el doctor Masha Zhigunova, citado por el Daily Mail.
«Primero, Atsede necesita un desbridamiento del tejido necrosado en su cara y extremidades. Luego, hay que injertarle una matriz celular de colchón y por fin luego la piel», explicó.
Su caso es uno de los más impactantes que han tratado los especialistas tailandeses.